miércoles, 3 de septiembre de 2008

Wajabis y neosalafis. ¿Es valido su punto de vista?

¿Qué o Quién es un SALAFI? ¿Es válido su punto de Vista? (c) Nuh Ha Mim Keller (1995)


La palabra salafi o "musulmán de los inicios" significa en medios islámicos tradicionales alguien que murió dentro de los primeros cuatrocientos años después del Profeta (Aláh le bendiga y le dé paz), incluyendo a eruditos como Abu Hanifa, Malik, Shafi’i y Ahmad Ibn Hanbal. Cualquiera que hay muerto después de estos es uno de los khalaf o "musulmanes modernos".

El término "Salafi" fue revitalizado como lema y movimiento, entre musulmanes modernos, por los seguidores de Muhammad Abduh (el pupilo de Jamal al-Din al-Afghani) unos trece siglos después de la muerte del Profeta (Aláh lo bendiga y le dé la paz), hace aproximadamente cien años. Como movimientos semejantes que han aparecido históricamente en el Islam, su reclamo básico fue que la religión no había sido comprendida apropiadamente por nadie excepto por el Profeta (Aláh lo bendiga y le de la paz), los musulmanes de los inicios y ellos mismos.
En términos de ideario, el movimiento recomendó un regreso a una ortodoxia basada en purificar el Islam de añadidos injustificables, siendo los criterios para juzgar cuales serían éstos el Corán y el hadíz. Bien, estos ideales son nobles, y no pienso que nadie disentiría de su importancia. Los únicos puntos de desacuerdo son cómo deben de ser definidos estos objetivos, y cómo ha de ser llevado a cabo el programa. Es difícil que en unas pocas palabras se puedan tratar apropiadamente todos los aspectos del movimiento [salafista] y los asuntos implicados, pero espero publicar un tratado más completo para el año que viene, en una colección de ensayos titulada "Los Reformadores del Islam".

En cuanto a su validez, uno puede notar que el enfoque de los “Salafis” es una interpretación de los textos del Corán y la sunna, o más bien un cuerpo de interpretación, y como tal, los que abogan por sus proclamas son susceptibles de ser sometidos a los mismos criterios rigurosos de las ciencias islámicas, como cualquiera otros que hacen proclamas de sus interpretaciones acerca del Corán y la sunna; a saber, ellos deben mostrar:

1. que sus interpretaciones son aceptables en términos del idioma árabe; 2. que ellos tienen la maestría exhaustiva de todos los textos primarios relacionados con cada uno de los asuntos, y 3. que ellos tienen plena familiaridad con la metodología de usul al-fiqh, o "los fundamentos de jurisprudencia" necesarios para inter-relacionar de manera comprensiva todos los textos primarios.

Sólo cuando se tienen estos requisitos puede uno producir legítimamente una propuesta de interpretación válida acerca de los textos, que es llamada ijtihad o "la deducción de la shari'a a partir de las fuentes primarias". Sin estos requisitos, lo más que uno puede reclamar legítimamente es el reproducir la propuesta de interpretación de alguien que tiene definitivamente estos requisitos: a saber, uno que haya sido unánimemente reconocido por la Umma como tal desde los tiempos de los salaf verdaderos, a la cabeza de los cuales están los Imanes mujtahid de los cuatro madhhabs o "las escuelas de jurisprudencia".

En cuanto a los eruditos de hoy en día que no tienen los requisitos de un mujtahid, no me queda claro a mí por qué deben ser considerados mujtahids de manera predeterminada, como cuando se dice de alguien que es "el erudito vivo más grande de la sunna" más allá de lo que podríamos calificar a un alumno en el patio de recreo como un físico diciendo: "El es el físico más grande del patio de recreo". Los reclamos al conocimiento islámico no sobrevienen por “ausencia” o de manera predeterminada. Los lemas acerca de "seguir el Corán y la sunna" suenan muy bien teóricamente, pero en la práctica se reducen un asunto de escolaridad, y de que han de solucionar para el musulmán las miles de preguntas sobre la sharía que surgen en su vida. Uno finalmente se da cuenta de que tiene que elegir entre seguir el ijtihad de un mujtahid verdadero, o el ijtihad de alguno u otro "líder de movimiento", cuyas calificaciones pueden ser simplemente un asunto de reputación, algo que a menudo se crea y circula entre personas que no poseen un alcance de los asuntos.

Lo qué viene a las mentes de mucha gente en estos tiempos cuando uno dice "Salafis" son jóvenes con barba que discuten acerca del din. La esperanza básica de estos reformadores juveniles parece ser que la argumentación y el conflicto desgastarán finalmente cualquier resistencia o desacuerdo con respecto a sus posiciones, y que así obtendrán como resultado el purificar el Islam. Aquí, pienso que la educación, desde todos los ángulos, podría hacer mucho en mejorar la situación.

La realidad del caso es que los Imanes mujtahid, ésos cuya tarea fue deducir la shari'a islámica del Corán y el hadith, estaban de acuerdo acerca de la mayoría de las resoluciones; mientras que para aquellas sobre las que no convinieron, tuvieron buenas razones para ello, ya fuera porque el árabe podía ser comprendido en más de una manera, o porque el detalle del texto Coránico o del hadiz pudiera admitir calificaciones o especificaciones extraídas de otros textos (algunos de ellos aceptables por razones de metodología legal para un mujtahid pero no para otro), etcétera.
A causa de la falta de información sólida traducida a lenguas europeas, la legitimidad de las diferencias eruditas en las resoluciones de la shari'a a menudo se pierde de vista entre los musulmanes en el Oeste. Por ejemplo, la obra Fiqh Al-sunna realizada por el autor Sayyid Sabiq, recientemente traducida al inglés, presenta las evidencias del hadiz para las resoluciones (normas) que correspondiendo a cerca del 95 por ciento de los de la escuela Shafi'i. Esta es una contribución bienvenida, pero de ninguna manera una "palabra final" acerca de estas resoluciones, pues cada una de las cuatro escuelas tiene una extensa literatura de evidencias del hadiz, y no únicamente la escuela Shafi'i reflejada por el trabajo de Sabiq. La escuela Maliki tiene el Mudawwana de Imán Malik, por ejemplo, y la escuela Hanafi tiene el Sharh ma'ani al-athar [la Explicación de los significados de los hadices] y Sharh mushkil al-athar [la Explicación de los hadices problemáticos], ambos por el gran Imam de hadiz Abu Jafar Al-Tahawi, cuyo último trabajo ha sido publicado recientemente en dieciséis volúmenes por Mu'assasa al-Risala en Beirut. Quienquiera que no ha leído estos y no sabe lo que está en ellos, está condenado a ser un ignorante de la evidencia del hadith para la gran mayoría de las posiciones de los Hanafis.

Lo que estoy tratando de decir es que hay implicado un gran elemento ficticio cuando alguien viene a los musulmanes y les dice: "nadie ha comprendido el Islam apropiadamente salvo el Profeta (Aláh lo bendiga y le da la paz), los primeros musulmanes, y nuestro jeque". Esto no es válido, por que los perdurables trabajos de primer rango de los primeros Imames del hadíz, de la jurisprudencia, de la exégesis del Corán, y de otras disciplinas, imponen sobre los musulmanes la obligación de conocer y comprender su trabajo, del mismo modo que la seria comprensión de cualquier otro campo de la escolástica le obliga a uno a haber estudiado los trabajos de sus eruditos mayores, aquellos que han tratado sus asuntos y resuelto sus preguntas. Sin tal estudio, uno está condenado a repetir los errores que ya fueron cometidos y rebatidos en el pasado.

La mayoría de nosotros tiene a conocidos entre esta Umma que apenas reconocen a otro erudito sobre la faz de la tierra a parte del Imán de su madhhab, el jeque de su Islam, o a algún que otro erudito contemporáneo. Y este tipo de entusiasmo es comprensible, y aún aceptable (en un nivel humano) en un no-erudito. Pero sólo hasta el grado de que no se convierta en ta'assub ni en fanatismo, significando esto que uno crea que puede dar de lado a los musulmanes que siguen a otros eruditos cualificados. Llevarlo a ese punto es haram, porque forma parte del sectarismo (tafarruq) entre musulmanes, que el Islam condena.

Cuándo uno gana en conocimiento islámico y abandona la ficción, uno ve que superlativos acerca de determinados eruditos como "el más grande" son insostenibles; que cada una de las cuatro escuelas de jurisprudencia islámica clásica ha tenido muchas lumbreras. Imaginarse que toda la escolática anterior debiera ser evaluada según los presupuestos de este o aquél "Gran Reformista" es prepararse a uno mismo para una decepción muy grande, porque intelectualmente esta pretensión es insostenible. Recuerdo que escuché una vez a un estudiante de derecho de la Universidad de Chicago que decía: "Yo no digo que Chicago lo tenga todo. Sólo que ningún otro lugar tiene algo". Nada justifica transponer esta clase de actitud a nuestros recursos eruditos en Islam, ya sea que se llame "Movimiento islámico", "Salafismo", o alguna cosa más, y cuanto más pronto nosotros lo dejamos atrás, mejor será para nuestra escolástica islámica, nuestro sentido de la realidad, y para nuestro din.

No hay comentarios: